sábado, 17 de julio de 2010

Dos pasajes para Chile

—Buenos días. Dígame.
—Hola buenas. Mire yo quisiera averiguar el precio de dos pasajes para Chile.
—¿Para que fechas?
—Pues para lo más temprano que tenga. Para esta noche mismo, si hay.
—De acuerdo. ¿A Santiago?
—Si, si.
—¿Y que son, usted y la niña?
—Si
—¿Mamá, vamos a ver a la tía?
—Claro. Siéntate anda, el señor me tiene que explicar.
—¿Ida y vuelta?
—Si. El regreso para estar diez días allá, más o menos.
—Bien. Me da vuelo para mañana como pronto. Salida a las veintidós cero cinco y llegada a las once del día siguiente. El regreso salen a las seis de la mañana llegando a Madrid a las trece cuarenta.
—¿Y ese cuanto sale?
—Con las tasas y los suplementos son dos mil doscientos veintisiete con cuarenta.
—¿Y no tiene alguno uno un poco más...más...económico?
—Ese es el más económico
—¿Pero la niña no paga igual que yo, cierto? Eso lo puso, ¿verdad?
—Ya está incluido en el precio.
—Ay bueno, y aun así siegue siendo mucho. Ay pero yo tengo que ir...Y esto, ¿lo podría pagar en varias veces?
—Solo si tiene la tarjeta de crédito de nuestro centro comercial. Se la tienen que conceder en el stand de finanzas, es ese de ahí. Es la única manera.
—Está bien. Bueno, gracias de todos modos.




—Hola, se acuerda de mi, ¿si?, viene hace un rato por unos pasajes para Chile.
—Si, si, me acuerdo. Dígame.
—Si mire es que acabo de recordar que si que tengo la tarjeta, lo que pasa que la tengo en casa. Pero con que le diga el nombre vale, ¿si?
—No. Me temo que necesito la tarjeta físicamente.
—Pero si la tengo. Lo que pasa que me olvidé de traerla.
—¿Mamá por que se te olvidó?
—Porque me la dejé en casa.
—Pero como sabes que está allí.
—Porque lo sé. Anda siéntate.
—¿Y no podría usted... Por favor necesito los pasajes.
—Lo siento señora
—¿Mamá, no podemos ver a la tía?
—Por favor...
—Lo siento, no puedo hacer nada. Son las normas

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